En el presente artículo queremos intentar ayudar a resolver algunos interrogantes que plantea el entrenamiento deportivo adaptado a escolares. Intentaremos hacer un análisis crítico de las falsas creencias que rodean la enseñanza del deporte, destacando las particularidades que se dan en el ciclismo de base. Todo ello, con la intención de contribuir a una mayor claridad en el proceso de iniciación deportiva, que tanta importancia va adquiriendo en la vida de muchos niños y niñas.
El Consejo Superior de Deportes (CSD) define el deporte en edad escolar como toda aquella actividad que, de forma organizada, se celebra fuera del programa de la asignatura de Educación Física, bien en centros escolares, clubes, asociaciones, etc y en las que participan estudiantes en edad escolar. Estas actividades se pueden realizar en diversos lugares, por lo que no siempre han de consistir en unas competiciones excesivamente regladas. Sólo esta última frase ya daría para replantearse el concepto y formato actual de las escuelas de ciclismo, pero no es el tema que queremos tratar en este artículo.
En nuestro deporte agrupamos estas edades en la categoría de escuelas de ciclismo, divididas en promesas, principiantes, alevines e infantiles según la edad. Actualmente en la Comunitat Valenciana existen aproximadamente 650 licencias de esta categoría, de las cuales un centenar corresponden a féminas.
Siguiendo las directrices del CSD, los principales objetivos en el deporte en edad escolar son, además de contribuir a una mejor formación Integral de la persona, enseñando al estudiante el valor de la cooperación y el trabajo en equipo, ayudar a un desarrollo físico más sano y armonioso como asimismo a emplear el tiempo de ocio de forma divertida. De los objetivos se desprende que el rendimiento y la competición no son pilares fundamentales en estas edades.
Aunque son muchos los beneficios que la práctica deportiva aporta a la salud tanto física como psicológica de niños y adolescentes, su práctica, apoyada en falsas concepciones y actitudes por parte de padres, entrenadores y profesores, provoca que tales beneficios se disminuyan en gran medida o incluso se transformen en efectos perjudiciales.
El papel fundamental del monitor
El monitor es una de las personas que más va a influir en la formación del joven, no sólo en lo que se refiere al ámbito deportivo, sino también en el ámbito personal. De su labor y de las experiencias que el ciclista viva dependerá en gran parte el desarrollo de las cualidades humanas que se persiguen a través del deporte. Es tal la importancia que en ninguna escuela de ciclismo se permite el trabajo de monitores sin acreditar un mínimo de formación académica.
El trabajo del monitor muchas veces encuentra obstáculos en la intromisión de los padres en sus tareas, cosa que va a dificultar enormemente su labor. Algunos padres convierten la afición de sus hijos al deporte en una inversión y quieren rentabilizarla buscando crear un nuevo Contador, Purito o Valverde. Convierten así la práctica deportiva en una vía de escala profesional sin darse cuenta que ciertas actitudes pueden crear un efecto negativo en la vida deportiva de los jóvenes, incluso llegando a forzar el abandono para el resto de su vida. Otros, sitúan su proyección personal en sus hijos y pretenden redimir en ellos sus fracasos. Ya no se trata simplemente de ganar o perder, sino de lavar en aquel resultado todas sus frustraciones, sus problemas laborales, sus desengaños, y de trasladar al niño todos sus complejos.
La labor de los padres en el deporte debe limitarse a motivar y dar apoyo a sus hijos y no lanzar mensajes contradictorios con los del monitor, que al fin y al cabo es la persona formada y con experiencia. Sabemos que actúan de buena fe pero muchos lo hacen desde la ignorancia.
Sesiones de entrenamiento en edad escolar
Hay que partir de la base fundamental de que el niño no es un pequeño adulto y como tal, hay que adaptar las sesiones de entrenamiento a sus capacidades y necesidades, no sometiéndole a esfuerzos superiores a su capacidad. No tienen porqué basarse en los modelos del adulto, ni en cuanto a estructura ni a la forma de trabajo y tampoco se trata de reducir los volúmenes e intensidades, las necesidades de los ciclistas en edad escolar son otras, son diferentes a las de los adultos. En este sentido existe consenso en la comunidad científica al respecto y en todos los casos son partidarios de buscar actividades que fomenten las relaciones sociales, los aspectos lúdicos, recreativos y la creación de hábitos saludables para ocupar el tiempo libre a través del deporte. En muchas ocasiones esto se consigue a través del juego, y no por ello es menos importante en el desarrollo de las capacidades físicas del niño. Es solo a partir de infantiles cuando pueden empezar a trabajarse las capacidades físicas básicas, sin que ello suponga un entrenamiento especializado.
En el deporte escolar debemos evitar buscar mejoras en el rendimiento ya que no conducen a nada positivo y, como ya bien se sabe, los triunfos demasiado tempranos suelen desembocar en abandonos próximos. Hoy en día es una práctica comúnmente aceptada que niños y niñas de muy corta edad dediquen buena parte de su tiempo al entrenamiento y a la actividad deportiva de alto nivel. Así, no es extraordinario observar dedicaciones diarias de más de 3 horas de durísimo entrenamiento a tan cortas edades. No deja de llamar la atención que la sociedad acepte y aplauda estos altos niveles de dedicación y desgaste en edades tan tempranas, niveles que, en caso de darse en el mundo laboral estarían legalmente penados. Y estas prácticas se justifican sólo por el rendimiento, alejado de lo que realmente importa en estas edades.
Tampoco es positivo especializar a los jóvenes en la práctica de un sólo deporte. La diversidad debe prevalecer en edades tempranas, ya que el desarrollo de ciertas habilidades va a ser transferible a otros deportes en el futuro. De este modo, damos al niño la capacidad de conocer y ampliar su experiencia motriz con el deporte y no se priva al joven deportista del aprendizaje de las habilidades físicas básicas, que le resultarán fundamentales para su desarrollo personal y de salud plena, así como para cambiar de deporte en edades posteriores sin que suponga esto un trabajo casi imposible o que limite demasiado el rendimiento.
Entre los programas más populares y más utilizados en la literatura científica, encontramos el propuesto por el canadiense Dr. Istvan Balyi que propone cinco fases en la planificación del entrenamiento a largo plazo, que sintetizan lo remarcado anteriormente:
1. FUNdamentos.
Balyi remarca en mayúsculas las tres primeras letras del nombre de la primera fase de iniciación (en inglés FUNdamental), haciendo hincapié en lo lúdica y divertida que debe ser esta fase, ya que fun en inglés significa divertido.
Edad: Chicas 6-8 / Chicos 6-9.
Criterio: edad cronológica.
Objetivo:
Entrenador: motivar y reforzar.
Deportista: experimentar y divertirse.
Énfasis: Habilidades motrices fundamentales y coordinación, equilibrio, agilidad, velocidad, orientación.
Organización: No hay periodización del entrenamiento, se programa en función del calendario escolar. Entrenamiento polideportivo y coeducativo, la competición no debe aparecer.
2. Aprender a entrenar.
Edad: Chicas 8-11 / Chicos 9-12.
Criterio: Edad biológica.
Objetivo:
Entrenador: enseñar.
Deportista: atender.
Énfasis: habilidades motrices básicas como desplazamientos, saltos, giros, lanzamientos, recepciones. También, coordinación, equilibrio, agilidad, velocidad, orientación.
Organización: periodización simple, todavía adaptada al calendario escolar. Entrenamiento coeducativo. Ratio entrenamiento competición 80/20.
3. Entrenar para entrenar.
Edad: Chicas 11-15 / Chicos 12-16.
Criterio: edad biológica.
Objetivo:
Entrenador: entrenar.
Deportista: entrenar.
Énfasis: habilidades motrices específicas, técnicas y tácticas ciclistas. También las capacidades físicas básicas: Resistencia, fuerza, velocidad y flexibilidad.
Organización: periodización simple, no se ciñe exclusivamente al calendario escolar. Ratio entrenamiento competición 70/30.
4. Entrenar para competir.
Edad: Chicas 15-17 / Chicos 16-18 (a partir de cadetes aproximadamente, no entran en escuelas de ciclismo).
5. Entrenar para ganar.
Edad: Chicas +17 / Chicos +18 (después de cadetes aproximadamente, no entran en escuelas de ciclismo).
Otros autores como Bompa en su libro From childhood to champion athlete o Drabik en Children and sports training, ya definieron muy largamente las fases más sensibles del entrenamiento deportivo y las consideradas ventanas de oportunidad a finales del siglo pasado. Revisiones más recientes sobre estos conceptos, las podemos encontrar en las publicaciones de Bailey y colaboradores (Participant development in sport: An academic literature review, 2010) o la más recientemente realizada por Ford y colaboradores (The Long-Term Athlete Development model: Physiological evidence and application, 2011), en la que señalan principalmente la necesidad de realizar más estudios que den apoyo científico a este tipo de conceptos.
Pero existe un elevado grado de consenso en considerar que el entrenamiento correspondiente a las etapas de las escuelas de ciclismo, debe centrarse en un trabajo multidisciplinar, muy poco especializado y sistematizado, con un alto grado de diversión y juego, donde la competición ocupe un lugar poco relevante. Saltos, giros, lanzamientos, recepciones, el trabajo de la coordinación, equilibrio, agilidad, velocidad u orientación, todo en diferentes espacios (montaña, agua, nieve, hielo, etc.), son mucho más importantes para el joven deportista que la realización de sesiones iguales a las de los adultos reduciendo el número de kilómetros y pulsaciones. Como hemos comentado anteriormente, sus necesidades son otras. Privar, por ejemplo, a un niño a aprender a nadar bien por no interferir en los entrenamientos de ciclismo, le va a limitar toda su vida para realizar natación como trabajo compensatorio, rehabilitador, de práctica saludable e incluso mucho más de competición.
Como conclusión nos gustaría citar la Carta de Derechos del Niño en el Deporte, en concreto el último punto que dice: “Todo niño y niña tiene derecho a no ser un campeón”. Dejemos que aprendan jugando y que disfruten practicando deporte.
Me pareix un artícle necessari, agraeix que espublique fara molt de be.
Muy buen artículo. Recomendable su lectura a todos los padres q como yo tenemos mucho q aprender