Las marcas Shimano y SRAM quieren introducir los frenos de disco en las bicicletas de carretera pero, ¿es realmente un avance tecnológico o una estrategia para aumentar sus ventas?
El debate está servido. Los equipos profesionales han empezado a testear los frenos de disco en sus bicicletas en las carreras del WorldTour, después de que la UCI lo permitiese en su normativa. La primera prueba se hizo en el Eneco Tour y más recientemente en la Vuelta a España con Markel Irizar, del equipo Trek Factory Racing. En la foto podréis ver lo cerquita que estuvimos de su bicicleta 🙂
Conviene destacar que los frenos de disco en el ciclismo no son una novedad. En la disciplina de ciclocross se usan desde hace tiempo y la gran mayoría de fabricantes de bicicletas ya disponen de modelos con frenos de disco integrados. ¿Pero realmente son necesarios para los ciclistas de carretera?
Para empezar, vamos a abordar los tres beneficios principales de este sistema de frenado: potencia de frenada, modulación y garantía en todo tipo de clima.
Potencia de frenada
Los frenos de disco, especialmente los hidráulicos, aportan mayor potencia de frenada que el sistema de frenado convencional. De todos modos, un buen sistema de pinza equipado con zapatas de freno decentes tiene potencia más que suficiente para un ciclista de carretera. Sólo en el caso de transportar grandes cargas se haría necesaria una mayor potencia de frenada.
Modulación
La modulación es algo más especifico de los ciclistas de BTT y se refiere a la sensación que recibe el ciclista a través del sistema de frenado cuando aplica más o menos presión sobre las palancas. Los frenos de disco ofrecen mejor modulación que los frenos de llanta, pero frenar en los descensos de carretera no necesita tanta precisión como en BTT. Por tanto, por este punto podemos afirmar que tampoco es una necesidad.
Garantía en todo tipo de clima
Sin lugar a duda este es el punto fuerte de los frenos de disco, que ofrecen un rendimiento constante y eficaz en todas las condiciones meteorológicas. Las zapatas con las llantas de carbono pierden adherencia con lo que la distancia de frenado en condiciones de lluvia se incrementa sustancialmente.
Pasamos a enumerar las, que para nuestra opinión, son las desventajas: es un material caro, más pesado, más complicado de usar y plantea problemas de compatibilidad. Las ruedas con frenos de disco no se podrán usar en las bicicletas convencionales actuales y viceversa. Otro aspecto a tener en cuenta en carrera es la dificultad añadida que supone un cambio de rueda trasera en caso de avería o pinchazo. También existe riesgo de sobrecalentamiento en largos descensos, ya que los discos pequeños no se refrigeran con tanta velocidad y pueden llegar a ser peligrosos en caso de caídas. En este caso, se pueden producir cortes ya que los discos se encuentran descubiertos.
Opciones de éxito
En el mundo del ciclismo, el éxito de los avances tecnológicos viene marcado por el seguimiento que tenga dentro de los ciclistas profesionales. Por eso la estrategia de las marcas es clara: introducir los frenos de disco en la pruebas WorldTour. Las cuestiones que se plantean son: ¿los ciclistas profesionales querrán asumir los peligros que supone el uso de estos frenos? Y, ¿van a querer soportar mayor peso en las subidas para ganar mejor frenada en las bajadas? La tendencia de los últimos años es aligerar peso, y ya circulan rumores por el pelotón de que la UCI permitirá bajar de los 6,8kg, así que a primera vista parece complicado. Pero en estas cosas nunca se sabe, así que la respuesta final sólo el paso del tiempo nos la dará.
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