Os dejamos el primer artículo que hemos preparado para la revista Ciclismo Valenciano. En cada número podréis encontrar un artículo nuestro relacionado con el entrenamiento ciclista y otros temas de actualidad.

Es interesante destacar que detrás de casi todos los atletas o deportistas hay un entrenador en la sombra, que sustenta el éxito con el asesoramiento en los aspectos físicos, psicológicos y técnicos de cualquier actividad deportiva. Algunos todavía, pese a la evolución de las ciencias del entrenamiento, se preguntarán por qué es necesario incluso para el mejor ciclista tener un entrenador. ¿Para qué si ya es el mejor del mundo?

La respuesta es simple. Por un lado, vivimos en un entorno cada vez más exigente, no solo pensando en el deportista de alto nivel, donde el ritmo de vida nos obliga a optimizar el tiempo libre o el tiempo disponible para entrenar. Partiendo de que para alcanzar cualquier objetivo es básico disponer de un plan, se hace necesario disponer del mejor plan posible y esto solo se puede garantizar con un profesional cualificado y experimentado. Por otro lado, debemos pensar que es casi imposible ser objetivo con uno mismo y, a menudo, no somos capaces de ver más allá y caemos en los mismos errores una y otra vez. Los malos hábitos se interiorizan y tenemos tendencia a hacer sesiones que no forman parte de un conjunto, con lo que dejamos de ser eficientes.

En este artículo queremos destacar cinco problemas a los que el deportista “autoentrenado” se enfrenta. Esperamos poder conseguir que algunos de los lectores sean capaces de dar un paso atrás y mirar desde afuera sus propios entrenamientos y ver si pueden cambiar las cosas para mejorar o, por el contrario, si necesitan la ayuda de profesionales del sector para alcanzar sus objetivos.

1. Individualización. Uno de los principios básicos del entrenamiento deportivo es el de la individualización. No hace falta ser un entrenador profesional, ni un ciclista muy experimentado (por poner un ejemplo de nuestra especialidad), para saber que una salida de 4 horas en bici no supone la misma carga para mí que para mis compañeros de equipo o de entrenamiento, incluso en el caso extremo de haber realizado toda la sesión en paralelo con mi compañero. Evidentemente existen diferentes capacidades de trabajo para cada sujeto, los niveles de adaptación también son diferentes y personales, con lo que los volúmenes, intensidades y densidades de los entrenamientos deben atender a la capacidad de trabajo de cada uno de nosotros, así como a nuestro nivel de adaptación.

También pensar que a todos los deportistas les puede ir bien el mismo método de entrenamiento es contrario a este principio básico de la individualización, ya que deberemos tener en consideración los antecedentes, nivel previo y sobre todo la disponibilidad semanal y diaria para determinar qué método se adapta mejor a las características personales.

2. Volúmenes. Sin duda el mayor problema que detectamos en los deportistas que no siguen una planificación es que entrenan muchas horas y no dan importancia al descanso. Cambiar la mentalidad del querer hacer más para estar mejor es uno de los retos a los que nos enfrentamos diariamente, ya que el deportista asocia el hacer más con el estar más en forma. Esta asociación no es cierta y a menudo entrenar más simplemente nos hace estar más cansados y el rendimiento se resiente.

Si llevamos mucho tiempo entrenando y no vemos mejoras en el rendimiento es que algo no está funcionando correctamente. No vamos a entrar en este artículo en la teoría de las ciencias del deporte, pero en estos casos es recomendable dar un paso atrás y analizar lo que se está haciendo, supervisar todos los signos de fatiga y ver si están directamente ligados al bajo rendimiento.

Las señales reveladoras son:

• Una sensación constante de cansancio y pesadez de piernas.

• Elevada irritabilidad sobre problemas menores.

• Comer demasiado o muy poco y el deseo de dulces o artículos azucarados.

• Problemas del sueño como dificultad para conciliar el sueño o no poder levantarse de la cama después de haber dormido lo suficiente.

• Enfermarse con demasiada frecuencia.

• Pérdida de motivación, no querer levantarse de la cama para salir a entrenar.

Si alguno de los lectores reconoce cualquier síntoma de los anteriormente mencionados es el momento de tomar aire. Tener unos días de descanso no tendrá consecuencias negativas en el largo camino de conseguir la forma deseada.

3. Objetivos. Otro factor importante en la planificación de la temporada es la elección de objetivos o competiciones a las que se desee acudir. El establecimiento de objetivos es un componente muy importante del rompecabezas de la planificación, ya que según nuestros objetivos podemos determinar el nivel de exigencia de los mismos y poner en marcha el plan de ataque para mejorar las habilidades y cualidades requeridas en estas competiciones. Muy a menudo los objetivos se confunden o se pueden llegar a diluir, por lo que el establecimiento de objetivos debe abordar el principio SMART, siglas en inglés para los términos Specific, Measurable, Achievable, Realistic, Time-related, que significan:

• S = Específico

• M = Medible

• A = Alcanzable

• R = Realista

• T = Oportuno

Un criterio que se hizo popular en la gestión de proyectos pero que cada vez está más extendido en el ámbito del desarrollo personal, que fue usado por primera vez por George T. Doran allá por los años 1980. Si se aplican estas simples reglas para la planificación y la organización de las metas se habrá dado un gran paso en el largo camino hacia su consecución.

4. Motivación. Un factor que va de la mano con el número tres de la lista es tener muy claro qué es lo que nos hace querer entrenar o salir en bici todos los días. Esto puede sonar muy simple pero, en realidad, a menudo supone un problema para los ciclistas. La comprensión de las motivaciones reales es muy importante ya que hay que entender bien los procesos y las fases por las que se debe pasar para llegar en las mejores condiciones a nuestros objetivos, independientemente de su naturaleza.

El entender qué es lo que nos hace querer ir en bici nos permite acabar con la decepción de no alcanzar un objetivo. Para un grupo de ciclistas la verdadera razón para salir y montar en bici es divertirse junto con los compañeros y no pasar la mayor parte del tiempo entrenando por su cuenta buscando el número de pulsaciones o de vatios que tienen que desarrollar en cada momento. Aunque suene simple, es muy común que nuestras expectativas y sueños no se correlacionen con lo que realmente nos mueve y nos motive y esta es una consideración a tener en cuenta antes y durante el desarrollo de un plan de entrenamiento.

5. Información. En los tiempos que corren, donde la información sobre cómo entrenar o cómo planificar una temporada cada vez es más accesible, bien a través de Internet, revistas especializadas, libros, redes sociales e incluso la televisión, el ciclista “autoentrenado” se expone a una sobrecarga de información que le puede llevar a la confusión. ¿A quién creer y a quién seguir? Un dilema que muchas veces provoca que el ciclista vaya cambiando de un método a otro sin realmente tener la seguridad de estar haciendo bien las cosas.

Y es que creer en lo que estamos entrenando es fundamental y cuando no se tiene la seguridad pronto vienen las dudas. Alguien de la grupeta dice que estás haciendo muchos kilómetros (o pocos) y en nuestra cabeza aparece la semilla de la duda que nosotros mismos vamos alimentando y, de repente, ya estamos haciendo otra cosa. Al igual que en el establecimiento de metas, el desarrollo y seguimiento de un plan debe cumplir un conjunto similar de normas que nos deben hacer mejorar nuestro estado de forma.

Estos principios son:

• Especificidad

• Sobrecarga progresiva

• Recuperación

• Adaptación

• Disminución

Si seguimos estos principios y no nos dejamos llevar por los compañeros o por toda esa gente autoproclamada experta no nos equivocaremos y será la clave de nuestro éxito.

En resumen, el rendimiento o la optimización de los tiempos de entrenamiento dependen del control y utilización, de forma planificada, de todos los factores que influyen sobre el desarrollo completo del ciclista. El planteamiento, ejecución y seguimiento de este plan, es lo que garantiza las condiciones óptimas para alcanzar las expectativas deseadas, aprovechando las capacidades deportivas y ambientales de cada individuo. La ejecución de un plan, con cualquier resultado, ayuda en el planteamiento y desarrollo de planes futuros, generando mayores posibilidades de alcanzar resultados positivos en próximas temporadas.

Esperamos que los temas abordados en este artículo os hayan hecho pensar que es hora de actuar y empezar a aplicar las nuevas tendencias en planificación deportiva. Simplemente hay que establecer una meta que suponga un reto y los especialistas nos encargamos del resto. Pero recordad que por encima de todo queda disfrutar del tiempo encima de la bicicleta, entrenando y trabajando duro hacia la consecución de nuestros objetivos.